“Cara a cara con el padre Kolbe, maestro y guía espiritual”

“Cara a cara con el padre Kolbe, maestro y guía espiritual”

 Nuestros tiempos son difíciles, nuestra historia y proyección como humanidad, es una historia seria porque en ella se juega la existencia, la felicidad del hombre, pero sigue siendo verdad sólida que: “para Dios nada es imposible” (Lc 1,37). María creyó y por eso es bienaventurada. Lo que resulta imposible para el hombre, es posible para quien cree (cf. Mc 9,23).

            ¡Qué necesario, para los tiempos difíciles, es tener seguridad de que Jesús es el Señor de la historia que permanece en su Iglesia hasta el final y que va haciendo con nosotros la ruta hacia el Padre!

En el año de la oración…

Somos discípulos con la oración de alabanza, de agradecimiento y de pedido. Somos discípulos con el dolor ofrecido generosamente”. (Padre Luis Faccenda)

            “Hoy -  decía el beato cardenal Eduardo Pironio -, hacen falta más que nunca profetas de esperanza. Verdaderos profetas –hombres enteramente poseídos por el Espíritu Santo– de una esperanza verdadera. Es decir, hombres desinstalados y contemplativos que saben vivir en la pobreza, la fortaleza y el amor del Espíritu Santo, y que por eso se convierten en serenos y ardientes testigos de la Pascua. Que nos hablan abiertamente del Padre, nos muestran a Jesús y nos comunican el don de su Espíritu. Hombres que saben saborear la cruz como san Pablo (Ga 6,14; Col 1,24), y por eso se arriesgan a predicar a sus hermanos que la única fuerza y sabiduría de Dios está en Cristo crucificado (1 Co 1,23-24).  San Maximiliano Kolbe y el padre Luis Faccenda son estos profetas de esperanza, hombres de Dios, que confiaban plenamente en Él y querían solo lo que Él quería: “que los hombres tengan vida y vida en abundancia” (Juan 10,10); he aquí la dimensión misionera apostólica emanada del plan de salvación.

            En los volúmenes de Orientación de Vida Espiritual de nuestro Instituto, se aprecia la existencia de una relación “cara a cara” entre el padre Luis Faccenda y Maximiliano Kolbe que se desarrolla a lo largo de los años bajo el signo de la fidelidad creativa. El padre Luis recibe y reinterpreta el pensamiento de san Maximiliano, profundiza algunas de sus fecundas intuiciones doctrinales y pastorales, lo hace vivo y actual en el hoy de la Iglesia y del mundo. (Obbedienza attiva e responsabile, en L’obbedienza: un mistero di fede, Bologna).

            Maximiliano Kolbe es el maestro y el guía al cual el padre Faccenda se confía, lo llama primero fundador, luego inspirador, y lo siente compañero de viaje, el amigo, el confidente con el cual se detiene en largos diálogos, “cara a cara”, en una relación profunda y vital que se realiza en las distintas etapas de la vida. 

            La dimensión kolbiana es uno de los temas dominantes: la consagración a María, los fundamentos de la Milicia de la Inmaculada, los votos, la vida interior, la misionariedad. Kolbe claramente es el inspirador del carisma del Instituto de las Misioneras de la Inmaculada – padre Kolbe, en todas sus expresiones y el espíritu de la Milicia de la Inmaculada impregna las directivas del joven Instituto. En la escuela de Kolbe, el padre Luis sigue sus enseñanzas. Escribe: «Han transcurrido veinte años, hijas queridas, desde cuando la víctima purísima, el instrumento dócil y generoso, el enamorado Caballero de la Inmaculada, volaba a contemplar eternamente a la Celestial Divina Capitana, para continuar lo que había sido su sueño y la pasión de toda su existencia: la conquista de las almas para Dios, con la consagración y el amor a la Virgen. Su misión continúa. Concreta se manifiesta la promesa de trabajar con ambas manos y acompañar a quien se consagra a la causa de la Inmaculada en Su Milicia. Así se explica el nacimiento y el desarrollo de vuestro Instituto. Y hacia ustedes, que son las hijas primogénitas, engendradas por la sangre y por el amor que fecunda; hacia ustedes que, nacidas por el amor sin límites a la Inmaculada, amor ardiente capaz de transformar su vida en una alabanza constante a María, (…) el padre Kolbe tiene entrañas de predilección, de cuidado y de asistencia materna”. (OVS I, Alla scuola del padre Kolbe vivere-lavorare-soffrire, Bologna de 1961, pp. 20-22)     

            Decía el padre Luis: “¡Las almas! Este es nuestro ideal. Hay que llevar a todas a la salvación por medio de la Inmaculada; pero para hacer esto y no equivocarse, ¡es necesario vivir, trabajar, sufrir y morir!” Había escuchado su mensaje, en el encuentro “cara a cara”, había encontrado la voluntad de Dios en mi apostolado, en mi sacerdocio. Desde ese momento no conocí descanso». (…) “Ante un mundo si Dios, que  proclama  su  muerte,  el  Instituto (como  el  padre  Kolbe), abre  sus  brazos  en  un  abrazo  universal”. (Era  Mariana).

Angélica Diez

Misionera de la Inmaculada – Padre Kolbe

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